top of page

Mini-fiesto a ocho patas

 
La Recontra es un lugar feliz. Y la felicidad verdadera, esa que no sucede por el efecto de aditivos o conservantes, tiene su precio. El precio de la felicidad consiste en ser auténtico, en aprender a ofrecer lo que se tiene sin temor a quedarse sin nada. La Recontra es un lugar en donde se comparte.
 
En La Recontra se piensa, se reflexiona. No tragamos entero y criticamos. Aquí sabemos que disentir es un derecho que se gana con tolerancia, respeto y buena ortografía.
 
La Recontra es un lugar en donde se aprende constantemente de los demás y de sí mismo. Aquí existe el tiempo para reírse, oler las rosas y escuchar las letras de las canciones. Si no estás dispuesto a mirar tras el velo, si no cuestionas nada, si ya lo sabes todo, no vengas a La Recontra.
 
La Recontra es un sitio que nosotros construimos, para hacer nuestra resistencia feliz. Porque como son tantas las cosas que nos disgustan, decidimos enfocarnos en aquellas que nos gustan y a través de ellas comunicarnos con el resto del mundo. De todos lados recibimos cosas que divulgamos: la música, los escritos, las imágenes.
 
Empezamos como una fiesta, porque la fiesta nos unió. Quisimos dar vida a algo distinto, lejos del arribismo y las poses que solamente nos amargaban las noches en que salíamos a bailar.
 
Creemos en el diálogo y en el trabajo colectivo, en la creatividad como verdadero motor de la evolución y en la honestidad como único vehículo de la belleza. Nos interesa hacer las cosas, todas las cosas, de la misma forma en que ponemos música: sin pretensiones innecesarias, como amigos. Pero somos ambiciosos: aspiramos a crecer más y más, a convertirnos en muchas cosas a la vez, buscar nuevas formas de la elegancia y perpetuar la idea de que las cosas tienen que cambiar y de que ese cambio requiere de todos al tiempo, bailando o trabajando.
 
La Recontra es el patio de la casa de la abuela, donde nos sentábamos a jugar con agua y jabón a echar burbujas, o con barro y hojitas para preparar las tortas después del ajiaco dominguero. Eso es la Recontra, un espacio que cambia como cada tarde de domingo, diferente para cada cual, pero igual de valioso y propio para cada uno. La Recontra no es un catalizador, la Recontra es un generador. Es donde ponemos algo y sale otra cosa. La Recontra se diverte, experimenta y muchas veces deja así. Somos como un horno cuyo motor es su resistencia interna, genera calor y cambia todo aquello que entra, a veces se nos chamusca, a veces queda crudo y algunas veces logramos sacar las cosas a punto, pero NUNCA sale lo mismo que entró… Bienvenido a La Recontra
bottom of page